Así es Willow, el revolucionario chip cuántico de Google
AMAIA ORMAETXEA Y RAQUEL MORENO. Google he desvelado las increíbles cualidades de su nuevo chip cuántico. Se llama Willow y es capaz de llevar a cabo en cinco minutos lo que a un superordenador convencional le costaría diez cuatrillones de años, más de la edad que se le presupone al Universo. Sin cifras difíciles de abarcar.
Los propios creadores del chip aseguran en la revista Nature que se trata de un dispositivo alucinante y que esperan en que solo cinco años, Willow podrá acelerar de manera radical, por ejemplo, la investigación de nuevos fármacos.
Además de una potencia de cálculo "extraordinaria", el chip de Google ha realizado grandes avances en la corrección de errores. Hartmut Neven, fundador y director de Google Quantum IA asegura que estos avances allanan el camino hacia un futuro ordenador cuántico útil y a gran escala.
Los ordenadores cuánticos llevan a cabo operaciones de forma muy distinta a los ordenadores tradicionales: trabajan a nivel atómico y por lo tanto siguiendo las normas de la física cuántica. Funcionan con cubits en lugar de bits.
El problema es que los sistemas cuánticos son muy sensibles al ruido, como los cambios de temperatura o de luz, y esto puede perturbar el cálculo.
Google ha demostrado que a mayor número de cúbits, más se reducen los errores y más cuántico se vuelve el sistema.
#google #googlequantumai #ai
Los propios creadores del chip aseguran en la revista Nature que se trata de un dispositivo alucinante y que esperan en que solo cinco años, Willow podrá acelerar de manera radical, por ejemplo, la investigación de nuevos fármacos.
Además de una potencia de cálculo "extraordinaria", el chip de Google ha realizado grandes avances en la corrección de errores. Hartmut Neven, fundador y director de Google Quantum IA asegura que estos avances allanan el camino hacia un futuro ordenador cuántico útil y a gran escala.
Los ordenadores cuánticos llevan a cabo operaciones de forma muy distinta a los ordenadores tradicionales: trabajan a nivel atómico y por lo tanto siguiendo las normas de la física cuántica. Funcionan con cubits en lugar de bits.
El problema es que los sistemas cuánticos son muy sensibles al ruido, como los cambios de temperatura o de luz, y esto puede perturbar el cálculo.
Google ha demostrado que a mayor número de cúbits, más se reducen los errores y más cuántico se vuelve el sistema.
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